Mantener una relación de pareja sana y satisfactoria es complicado, siendo habitual que surjan problemas. Cuando estos problemas no se resuelven de la forma adecuada tienden a cronificarse (se rompe la comunicación, no se resuelven las dificultades comunes, no se distribuyen las tareas y no se comparten momentos felices y placenteros). La intervención psicológica es una alternativa para restaurar ese equilibrio, y si esto no es posible, hacer frente a la separación en un clima emocional de entendimiento y acuerdo para que sea lo menos traumática posible.